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Les Quintero: Tu muerte es mi vida

  Por escrito # 209       Muchos narradores, otros artistas, y hasta deportistas, suelen irritarse cuando se les define como «muy técnicos», como si el hecho de ceñirse a los principios básicos del arte o disciplina en cuestión, y mantener una correspondencia simétrica entre la escena que se prefigura y los términos y recursos que se emplean, fuese un lunar que afeara su actuación. Yo creo que no es así. Incluso autores que en su momento fueron considerados como innovadores, ajenos a los establecimientos, si uno los lee en la totalidad de su obra, encuentra que sus diseños aparentemente crípticos se sujetaban a una elaboración pragmática, y así, esa probable oscuridad sería solo un manto, una tiniebla aparente para deleitar a sus pretenciosos lectores; digamos Joyce, Faulkner o Franz Kafka.       La autora que celebramos esta semana construye su novela, un policial contemporáneo, con un andamiaje previsible, dejando que el flujo de incógnitas vaya apareciendo gradualmente mientras av
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Poemática de un bodegón

    La carne es el último paraíso perdido e imposible. Francisco Umbral   Fruta hendida, bodegón hecho de palabras que se deshojan en la madurez fugaz, voluble y precaria de la vida. Edda Armas nos ofrece en cada verso la visión hermosa de la imagen que ausculta la entidad frágil que nos constituye, entidad que se percibe en caída libre, lenta e inexorable hacia el tramo final al que nos precipitamos como flores alucinadas . La belleza singular de la naturaleza muerta nos revela cómo la voz poética paladea los días envueltos en una rutina demoledora de palabras. La fruta, que es entrega y deseo, también es emblema del instante volátil, del adiós que va sembrando pasados. Fruta hendida nos permite ver la pulpa de su brújula vencida, intentando desamarrar los nudos tramados como epifanías, en una ilusión tantálica donde se apelmazan los abismos. Fruta hendida remite a sabores dulces, a momentos colmados de néctares imposibles en un cuerpo permeado por la incertidumbre de la exis

Correo para pasajeras

Llegué al libro Pasajeras por un programa de Nereida. La escuchaba mientras conducía hacia mi hogar. Cuando dijo que una editorial en Caracas acababa de lanzar una antología con las mejores narradoras y poetas del país, y libre para descargar, me dije, tengo que verlo para creerlo. Un libro gratuito con lo mejor de la narrativa y la poesía venezolana es un milagro, sobre todo para los lectores que aún vivimos en un rincón olvidado del país donde estamos ayunos de novedades. Al llegar a mi casa lo primero que hice fue conectar los datos, porque Internet no hay, busqué Pasajeras antología Caracas, y en el acto la pantalla mostró en los resultados la imagen de una pluma con toques de rosado fucsia y azul. No lo podía creer, la descargué rapidito y comencé a revisarla, pero no pude parar de leerla. Me encontré con que Pasajeras es una pléyade de voces reconocidas y otras que, aunque más jóvenes o poco conocidas, tienen una fuerza y un esplendor que cautivan en el momento. En poe

Bajo Los cielos de curumo

Los cielos de curumo es el título de la más reciente novela de Juan Carlos Chirinos. Esta inquietante historia inicia con un viaje en el sur del país y culmina en el norte, en una Caracas donde la oscura sombra de los zamuros, que ha escoltado la larga travesía de Osiris, se ensancha de manera pavorosa. Es significativo que, además de la presencia de las aves carroñeras, Osiris perciba un olor de avellana podrida. Esa pestilencia la acompaña a lo largo de su estadía en el país y se funde con el paisaje donde los carroñeros aguardan imperturbables hasta que la desesperanza aniquile el latido de los corazones. Una de las tantas lecturas que ofrece la fina urdimbre de esta historia, es la sempiterna danza de Eros y Thánatos, arcanos fundidos con la luz y la sombra que encarnan la fuerza vital de la vida y la desmesura escalofriante de la muerte. En Los cielos de curumo Eros bulle en la música de Totto y Mauro, en el piano de Pau, en el arte, en el Ávila como un amante exultan

Encuentro con Manos de lumbre

Cada vez que abro un libro siento que estoy accediendo a una región inédita que, por una o varias razones, me permite atisbar intersticios de otra realidad. No mencionaré las zonas de sentido soporíferas de las que huyo de inmediato, voy a referirme a lecturas que, desde el principio, modulan la realidad de una forma distinta, aterradora o hermosa, sombría o diáfana, pero siempre cautivadora, como Manos de lumbre, el trabajo literario más reciente de Alberto Chimal. Este volumen de seis relatos es un poderoso imán que ofrece tantas lecturas como realidades solapadas en cada uno de sus escenarios. Los Leones del Norte  inaugura este tomo con el soliloquio del maestro García, apenas interrumpido, que da cuenta de una vida profesional convertida en un palimpsesto miserable. El viejo autor que rumia su mediocre catástrofe personal, lo hace en medio de una atmósfera lúdica, allí la ironía pone en tela de juicio las nociones de creación y creatividad. ¿Denuncia la impostura ante el

Acercamiento a Doce hombres a caballo

Doce hombres a caballo remite a una metáfora del movimiento, a un proceso dinámico, imparable, como podemos apreciar en los doce cuentos que componen este tomo. En esta obra, la más reciente de Jason Maldonado, se dan cita la violencia, la soledad y la muerte, tres entidades femeninas arcanas que llegan como el estampido de un disparo. No obstante, entre estos Doce hombres a caballo también hallamos el erotismo, la amistad juvenil, y la belleza de historias que, en atardeceres llaneros, cuenta Claudio, un cimarrón más noble que los dueños de aquellos parajes. El autor realiza una cartografía donde la oscuridad de submundos marginales y el horror pudieran ser solo elementos de una pesadilla si no fuera porque ocurren cotidianamente en barrios caraqueños. A través de estas historias atisbamos el dolor, la promiscuidad, la locura, la indolencia y el miedo como estelas que señalan rutas donde la esperanza es un fuego fatuo que se diluye en la miseria. Jason Maldonado, como

Alicia y sus misterios

En el trasfondo de los sueños acecha una resignada y sonriente melancolía; la soledad de Alicia entre sus monstruos refleja la del célibe que tejió la inolvidable fábula. Jorge Luis Borges Kristen Hill, una joven becaria, es asignada por la Hermandad Lewis Carroll para hacer un registro de los trabajos literarios del autor de Alicia en el país de las maravillas. El encargo que asume se debe a una nueva edición de los Diarios de este mítico escritor. La investigadora se entrega a su tarea sin sospechar que su mundo experimentará un cambio radical cuando, de forma inesperada, encuentra un papel que cambia la vida de varios personajes y da un giro rotundo en la biografía de Lewis Carroll. Los crímenes de Alicia es una novela formidable articulada en el discurso metatextual, ella recrea una historia vertiginosa en parajes emblemáticos de Oxford. Desde estos lugares (casi todos auténticos) G., el narrador, relata en primera persona encuentros y desencuentros con persona