Ir al contenido principal

Jinete a pie



Roberto Morel es un Jinete a pie, como se les llama a quienes no tienen el privilegio de conducir una motocicleta, a los peatones sin voz ni derechos, exiliados en algún cantón de lo que una vez fue Caracas, antes del crack. En esta novela, Israel Centeno recrea una atmósfera enrarecida y anárquica donde se dibuja la soledad implacable de una ciudad que devino en pesadilla reaccionaria, decadente, deshumanizada, pavorosa. El personaje sobrevive obsesionado con rescatar las memorias erráticas de mujeres alucinadas y terribles; mujeres que se confunden y diluyen en la escritura de un diario, tal vez el único documento que registró los pasos de Roberto Morel antes de la debacle.

Ludmila puede ser Adriana o Verónica, Ana pudiera ser Alexandra o una sombra que se desprende del pecho de Roberto Morel. Una mujer se convierte en todas las mujeres, en figura caleidoscópica que se multiplica con los destellos cenitales del caos y la destrucción. Morel transita paisajes aniquilados de un sistema atrasado, constituidos por los cantones. Estos se distribuyen en zonas con viviendas desvencijadas, ruinas fundacionales de una comunidad donde habitan, confinados, los peatones que una vez transitaron libremente la ciudad. Los peatones sobreviven con té de campanitas y, solo en horas permitidas por las hordas motociclistas, tomando un café en La Flor de Altamira. Tomar café representa un rito, el último reducto social en el fluir convulsivo de la historia.

La yerba y los turrones de calabaza propician el ensueño, puente hacia universos oníricos para escapar del horror cósmico que producen los safaris, esas temporadas donde la caza de peatones es una diversión. Roberto Morel, mediante una reflexión asordinada, explora la sinrazón del amor, la persecución de una mujer vengativa, el deseo y los repliegues del miedo y las pasiones de la condición humana en una situación límite.

Los peatones huyen desnudos, su piel se confunde con la naturaleza, con la noche azulada y los sueños irreales producidos por la yerba y el té de campanita. La piel es la metáfora para fundirse con la desmemoria y el espectáculo imposible del animal acosado.


Twitter: @centenoIsrael

Jinete a pie está publicado bajo el sello editorial Lector Cómplice, disponible en nuestra librería online y en las principales librerías de Caracas.



Comentarios

cynthiagrlx@.com ha dicho que…
Esa fue una historia interesante, como soñar su propio wold.
A la luz de amor
La linterna literaria ha dicho que…
¡Gracias, Cindy! Sí, la historia de amor vertebra el recorrido de Morel.

Entradas populares de este blog

Los huesos de la luna

Una sombría casona reconstruida con las ruinas de una antigua morada. Tres criaturas de la noche que se han buscado a través de las brumas del tiempo: Sopdet, Napir el Negro y Dacia quienes encarnan a Guillermo Caffoneli, Glen Forbes y Arabella. La lucha por el poder entre milenarias castas de vampiros. La ambición del sacerdote MacKenzie, el nacimiento de la estirpe almatinense –segadores de almas– y el secreto de la   inmortalidad encerrado en el Códice Los Huesos de la Luna, son parte del misterio que Arabella y Guillermo logran recordar en una sorprendente noche de encuentros al borde de la madrugada. Les Quintero y Sebastián Beringheli han recreado un imaginario donde se narra la historia sobre el origen de la raza vampírica que convive con la especie humana en una extraña simbiosis. En medio de la oscuridad, y de una intensa persecución, Arabella busca pistas que la ayuden a recuperar la memoria que le han robado, y en la vieja casona –además de Guillermo Caf

El libro de las lecturas perdidas

¿Existe El libro de los afrodisiacos? ¿Es cierta la historia del Codex Gigas? ¿Hasta qué punto es verdadero El manuscrito de Nodín? Son algunas interrogantes que surgen al leer El libro de las lecturas perdidas. Y no nos queda duda de que el mundo es un lugar lleno de misterios celosamente recogidos en libros inescrutables que permanecen velados en míticas bibliotecas. Sebastián Beringheli ha reunido en esta miscelánea de setenta y dos entradas, artículos representativos de algunos libros que han sido prohibidos por su contenido extraordinario, sobrenatural, mágico; es decir, prohibidos por descubrir esas categorías que pertenecen a un orden desconocido que reside traslapado en situaciones cotidianas. Basta sumergirse en las páginas de El libro de las lecturas perdidas, para atisbar, con el rabillo del ojo, el paso veloz de celajes que invitan a ingresar a otra dimensión. En este arqueo de títulos excepcionales, Sebastián Beringheli no solo reseña una serie de libros pro

Les Quintero: Tu muerte es mi vida

  Por escrito # 209       Muchos narradores, otros artistas, y hasta deportistas, suelen irritarse cuando se les define como «muy técnicos», como si el hecho de ceñirse a los principios básicos del arte o disciplina en cuestión, y mantener una correspondencia simétrica entre la escena que se prefigura y los términos y recursos que se emplean, fuese un lunar que afeara su actuación. Yo creo que no es así. Incluso autores que en su momento fueron considerados como innovadores, ajenos a los establecimientos, si uno los lee en la totalidad de su obra, encuentra que sus diseños aparentemente crípticos se sujetaban a una elaboración pragmática, y así, esa probable oscuridad sería solo un manto, una tiniebla aparente para deleitar a sus pretenciosos lectores; digamos Joyce, Faulkner o Franz Kafka.       La autora que celebramos esta semana construye su novela, un policial contemporáneo, con un andamiaje previsible, dejando que el flujo de incógnitas vaya apareciendo gradualmente mientras av